04

Jul

2023

Artículo de opinión

El maravilloso cerebro del niño

Cultivar nuestro cerebro es uno de los regalos más generosos que podemos ofrecer a nuestros hijos, pues si nosotros nos volvemos más conscientes y competentes ayudaremos a que nuestros niños progresen mucho más.

Por Jaime Ancajima. 04 julio, 2023. Publicado en El Tiempo, el 4 de julio de 2023.

Para los padres es placentero criar a nuestros hijos desde que son bebes. Sin embargo, a medida que van creciendo, desearíamos tener un libro de instrucciones para entender qué necesitan o por qué reaccionan de una forma inesperada. En el camino, aprendemos que la educación de nuestros hijos no tiene ninguna receta mágica para que sea exitosa. Cada familia es un mundo distinto, y educamos siguiendo nuestros valores, creencias, etc.; y, sobre todo, pensando siempre en lo mejor para nuestros hijos.

Dan Siegel y Tina Payne en su libro “El cerebro del niño” sostienen que la mayoría de los desafíos de la maternidad y paternidad ocurren porque el cerebro del niño no está desarrollado ni integrado completamente; según las últimas investigaciones, este termina su desarrollo hasta pasados los 20 años. Por lo tanto, no es realista esperar determinados comportamientos en un niño como, que sean siempre racionales, que manejen sus emociones, que piensen antes de actuar, etc.

Los autores nos explican que algunos años atrás, se pensaba que el cerebro quedaba moldeado durante los primeros años de vida. Ahora, la neurociencia ha descubierto que nuestro cerebro es dúctil y que va cambiando físicamente; es decir, va estableciendo nuevas conexiones neuronales, como consecuencia de las diferentes experiencias que vamos adquiriendo. Entonces, podemos proporcionar experiencias a nuestros hijos, que les ayuden a ir integrando su cerebro.

Siegel y Payne proponen algunas estrategias para ayudar a que el cerebro del niño se desarrolle plenamente, como las siguientes: conectar y redirigir, si un niño está en una crisis emocional primero debemos tratar de calmarle antes de explicarle lo que ocurre o pedir explicaciones. Una vez que se sienta seguro, ya podemos ayudarle a conectar la experiencia con su lado más racional y dialogar. Luego, activar, no enfurecer; no siempre entendemos lo que sienten los niños y es frecuente pedirles que paren de actuar de un determinado modo sin preguntar qué pasa. Debemos ayudar a vincular su cerebro inferior (controla el equilibrio, el movimiento y la coordinación) con el superior (niveles de consciencia y de alerta); de esta forma, ellos y nosotros entendemos un poco mejor qué está ocurriendo. Una vez que los haya conectado, podemos dejar que tome una decisión acerca de cómo quiere actuar.

Cultivar nuestro cerebro es uno de los regalos más generosos que podemos ofrecer a nuestros hijos, pues si nosotros nos volvemos más conscientes y competentes ayudaremos a que nuestros niños progresen mucho más.

Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.

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